Pues yo venía hoy dispuesta a contaros idioteces y enseñaros las fotos de mi plumífero flúor pero ayer por la tarde ni siquiera conseguí empezar este post porque cuando me disponía a hacerlo noté de pronto una horrible sensación de flacidez en el glúteo mayor y tuve que buscar ejercicios en YouTube y planificar de manera urgente una rutina intensiva para la tonificación de mi culo. En esas estaba cuando fui consciente de que había olvidado todo lo que iba a escribir sobre el outfit que toca, cosa que tampoco importa demasiado porque seguro que se trataba de algo sin sentido pero el tema es que no tuve más remedio que cotillear en Instagram a Anllela Sagra. Como era de esperar, todo empeoró: estaba más estupenda que nunca y sentí náuseas. Sus nalgas tersas y redondas amenazaban con treparle por el cogote mientras mis glúteos mayores comenzaban a adormecerse, balanceantes y acorchados, ante tan terrible agravio comparativo. Para solventarlo intenté en vano perrear como Keiti G pero de pronto recordé todo lo que me quedaba por hacer y me dio todavía más ansiedad así que decidí que la solución definitiva era Patry Montero: 20 minutos de yoga terminarían con mis problemas. Al encender la tele me apareció el icono de Netflix llamándome y no tuve más remedio que poner el capítulo de Élite que dejé a medias el martes por la noche antes de desmayarme en el sillón haciendo la lista de la compra.
Conseguí auto convencerme: alienarme un poquito era la fórmula perfecta para el despeje mental. De pronto todo cobró sentido: sí, me relajaría y así sería más productiva después para ventilarme los trabajos pendientes. Pero se me fue de las manos y en vez de ver la mitad del capítulo 3 de la segunda temporada, terminé con la segunda temporada entera y en cuanto apagué la tv tuve una sobredosis de ansiedad mientras me sentía absolutamente disfuncional. Total que me invadieron unas ganas tremendas de ser normal y para solucionarlo engullí una bolsa de patatas sabor huevo frito de Hacendado mientras ponía una lavadora porque recordé que hace dos días mi madre me envió por WhatsApp un vídeo de la tumba de Franco en Mingorrubio y eso fue lo que me dio la clave: la ropa llevaba dos días sin tender y olía a muerto. Era todo tan terrible que tuve que irme a dormir.
Tener mil cosas en la cabeza, 983 tareas pendientes y la certeza de que no tienes tiempo para hacerlas ni aunque vivas 100 años más, es tan inquietantemente angustioso como encontrar un zapato abandonado en la calle y sentir la necesidad de encontrar a su dueño para devolvérselo.
Esto no es un simulacro señor@s, soy adicta a posponer, maestra en evadirme, improductiva en un 97,5%. Procrastinar va a terminar conmigo. Mi cabeza baila en doce sitios a la vez analizando simultáneamente doce situaciones absurdas sin ninguna relevancia hasta que me ralentizo, me cuelgo, me bloqueo y descubro que no sé reiniciarme.
Y eso exactamente es lo que me está pasando ahora mismo así que procedo a colocar mis foticos y me voy. Hoy no doy para más.
– Plumífero: Bershka
– Mono tie Dye: Bershka
– Gafas: Bershka
– Zapatillas: Converse